domingo, 19 de marzo de 2017

Conciliación

Cuando pienso en las dificultades de conciliar la vida familiar y laboral, sobre todo para las mujeres, se me viene a la cabeza siempre la imagen de un pulpo: somos multitarea, podemos realizar infinitas cosas aunque, eso sí, la mayoría de las veces renunciando a nuestros propios intereses.

He realizado este meme al respecto:

Publicidad sexista

Los anuncios seleccionados creo que son un buen ejemplo de que pocas cosas han cambiado en publicidad.

Todavía cuando se habla de las tareas del hogar es siempre una mujer la que aparece en la pantalla y, en caso de aparecer un hombre, es el representate de la marca que va a ayudar a la pobre mujer.

Cuando se trata de productos para estar estupenda, bajos en calorías o para tener mejor aspecto, son sólo mujeres las que aparecen; por cierto, unas señoras estupendas, que representan los roles que quieren que sigamos. Eso sí, cuando aparece algún hombre, es siempre un señor cachas, tipo macho.man.

También es curioso como sea cual sea el producto que se anuncia las mujeres siempre son tratadas como si de un objeto decorativo se tratase: siempre demasiado ligeras de ropa y como si fueran los floreros de la secuencia. 

Una pequeña historia de clase

He realizado una pequeña historia con personajes que he tomado de mi día a día, con algunos de mis alumnos y alumnas. Es una historia simple, pero no creo haber inventado nada: estoy segura de que de haberse producido la situación este habría sido el resultado.

Espero que os guste.


Persiguiendo sueños

Cuando tengo que pensar en una película en la que se rompen los estereotipos tradicionales la primera que se me ocurre es Billy Elliot, de Stephen Daldry. Creo que es un buen ejemplo del abandono de roles tradicionales y de la importancia por perseguir los propios sueños, aunque con ellos vayamos contra los convencionalismos de la sociedad.

Importancia del lenguaje

El lenguaje y también el tono utilizado son esenciales a la hora de menospreciar a una persona. Llama la atención la cantidad de conceptos en castellano que teniendo un significado positivo o neutro en su acepción masculina, tienen una connotación negativa en su versión femenina.

Con estas palabras he realizado la nube de palabras que comparto a continuación.


Combatir estereotipos

No resulta una tarea fácil combatir ciertos estereotipos, sobre todo cuando están muy arraigados en nuestra sociedad.

Creo que un elemento fundamental para irlos combatiendo desde la educación es enseñar a nuestros alumnos y alumnas que todos podemos hacer aquellas cosas que nos proponemos y que el hecho de realizarlas de una u otra manera se debe a que todas las personas somos distintas y no tanto a que cada género tenga unas determinadas aptitudes.

En mi opinión un paso importante se ha dado en las clases de Educación Física, sobre todo cuando se trata de hacer deporte: antes había deportes de chicos y de chicas pero ahora todos participan en las mismas actividades: incluso las liguillas entre clases tienen que incluir un número similar de chicos y chicas.

También nuestros libros de texto se van haciendo eco de estos cambios. No hace mucho tiempo podíamos ver que los roles tradicionales se repetían hasta la saciedad tanto en los enunciados como en las imágenes, pero esto va adaptándose a los nuevos tiempos.

En los vídeos de la unidad me ha gustado mucho ver que son precisamente aquellas niñas más jóvenes las que no entienden de estereotipos y que lo único que pretenden es ser ellas mismas y dar lo mejor de sí como personas. Creo que ahí está la clave de todo.

Respecto a como combatir algunos elementos sexistas, una cosa contra la que llevo media vida luchando es contra la costumbre de ceder el paso a las mujeres cuando vamos a pasar una puerta o abrírsela para que pasen. Me he visto envuelta en más de una discusión al respecto y siempre intento razonar que si esa es la alternativa más cómoda, adelante, pero del mismo modo puede ser una mujer la que ceda el paso a un hombre; lo mismo cuando alguien va cargado y otra persona se ofrece a ayudarle: el intercambio debe de ser mutuo, pensando en la comodidad, no en debilidades o fortalezas según géneros.

¿Cómo llevar la coeducación a mi práctica profesional?

Creo que afortunadamente nos encontramos en un estadio en la educación en el que bastantes pasos se han ido dando. No obstante, una cosa que siempre tengo presente en la práctica diaria es que trabajo con personas y que para mi todas son iguales, independientemente de su género. 

Una de las cosas que sí que remarco y normalmente critico de forma contundente, son afirmaciones o imágenes que aparecen en la práctica diaria y que muestran una actitud discriminatoria contra las mujeres. Cuando en las clases de Historia aparece alguna referencia sexista o tratamos temas como sufragismo, derechos o ley sálica, siempre subrayamos su importancia para conseguir que la mujer vaya adquiriendo un lugar en la sociedad como ser humano, sin ser discriminada por no pertenecer al género que, durante demasiado tiempo, ha controlado y manipulado todo.

También en mis clases de Historia del Arte dedico siempre un espacio a las mujeres artistas, las grandes olvidadas en muchas ocasiones. Creo que reivindicar sus nombres o enseñar que también ellas trabajan y que su obra a veces ni siquiera se distingue de la de algunos de los autores considerados consagrados me parece que puede ser de interés para el alumnado.

Por último, en la pared de mi clase cuelga el calendario "Tiempo de Mujeres, Mujeres en el Tiempo, editado por la Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical y STEs intersindical. Además suelo utilizar o leerles artículos publicados en el facebook del Claustro Virtual de Comunicación y, para mi satisfacción, algunas de mis alumnas han empezado a seguir dicho grupo.

No son grandes cosas, pero creo que pueden contribuir a hacer del mundo un lugar en el que tengamos que preocuparnos menos por las desigualdades. 

Repartos pero... menos


Soy docente y vivo rodeada por muchas como yo. Aunque en general parece que sí se da un cierto reparto de tareas domésticas, en muchos casos seguimos siendo las que realizamos ese algo más... Aparte de las tareas que se realizan en casa, que serán más o menos (prefiero no preguntar sobre este particular), lo que sí está claro es que cuando hay que ir a la compra, por ejemplo, somos nosotras las que nos ocupamos con mayor frecuencia.

Lo que sí observo es un comentario bastante esperanzador: las que tienen hijos los van acostumbrando a hacer sus tareas domésticas, independientemente de su género. Creo que esa es la clave para la evolución.

Una mujer que me marcó

Tras mucho reflexionar sobre quién iba a escribir mi primera entrada he decidido que no podía ser otra que mi madre, María Teresa Beneítez, Maite, como la solían llamar, y de quien he heredado el nombre.

3 detalles que podéis conocer de ella
  • Podríamos clasificarla como un ama de casa más: tras trabajar de soltera abandonó la actividad para dedicarse al cuidado de su familia
  • Tuvo tres hijo, de los que soy la mayor
  • Siempre se ocupaba de nosotros personalmente, acompañándonos al salir del colegio, y nos apoyaba con nuestras tareas (muchas veces nos preguntaba la lección cuando estábamos repasando para algún examen, aunque no era una persona que hubiese realizado más estudios que los básicos).

2 de sus actividades favoritas
  • Le encantaba andar, pasear: era incansable.
  • Tras jubilarse, al contar con más tiempo, descubrió otra de sus grandes aficciones: la lectura.

1 acción memorable
  • Se quedó viuda muy joven, con 44 años y tres hijos pequeños. Tuvo el coraje de volver a trabajar, como conserje en un colegio, y sacarnos a los tres adelante, incluso dándonos estudios. Su capacidad de sacrificio no tenía límite. Nunca podremos valorar suficiente cuánto tuvo que luchar.